DISCRIMINADAS POR SU ORIGEN LAS JORNALERAS FRESERAS OLVIDADAS
Los mensajes fueron escritos dos días después de la manifestación en Casablanca en protesta de los derechos de las temporeras de la recolecta del fruto rojo.
11/04/2021
BELÉN LÓPEZ NARANJO
El pasado 9 de abril se publicó en la plataforma Women by Women un comunicado de prensa anunciando la situación de miles de mujeres que no han podido venir a trabajar a la recolecta de la fresa en Huelva. La consecuencia de esta noticia, han sido mensajes cargados de contenido racista en varias plataformas digitales, tales como Facebook.
“Hoy o mañana, nuestros derechos son obligatorios” fueron el grito de las temporeras en la manifestación que tuvo lugar en Casablanca tras no poder trabajar más de 1.100 mujeres marroquíes en la recolecta del fruto rojo. Este ha sido el principal alegato para acusar a estas mujeres y llenar las redes con comentarios racistas: “Que se vayan a su país a protestar” ; “Si no hay trabajo para los españoles con la pandemia, que reclamen en su país, que ahí no abren la boca.”, han sido algunos de los mensajes que han recibido las jornaleras en la red social Facebook a través de un grupo con el nombre de Trabajador@s del campo y almacenes de la provincia de Huelva. La discusión vino a raíz de publicar la noticia en el periódico nacional El País, acontecimiento que tuvo la oportunidad de cubrir la plataforma Women by Women.
Algunos de los mensajes que se han mandado al grupo. Fuente: Facebook
Las jornaleras de la fresa padecen por segundo año consecutivo la falta de compromiso laboral hacia ellas. Se tratan de entre 1.100 y 1.200 mujeres que, habiendo recibido su contrato en origen y procedido a abonar las tasas de visado y desplazamiento completas, hoy, tras un extenuante año de COVID-19 sin ser seleccionadas para la recogida de los frutos rojos en Huelva, se encuentran en una situación económica desastrosa. La mayoría de familias se encuentran desamparadas, casi todas en condiciones sociales de alta vulnerabilidad. Muchas de ellas no tienen otra alternativa que aceptar este trabajo, ya que no tienen recursos suficientes para sacar adelante a su familia. Además, la mayoría de estas mujeres sufren también una alta brecha lingüística: “Hace un año que firmamos el contrato. Eran unas 7 hojas, pero ni yo misma sabía qué era lo que estaba firmando en todos esos papeles. No sé si era parte del contrato o algún tipo de cláusula, ya que no lograba entenderlo muy bien.” cuenta una de las trabajadoras a Noor Ammar Lamarty, fundadora y presidenta de la plataforma digital Women by Women, que lucha por el desarrollo de los derechos de las mujeres y una comunicación feminista, y que trabaja como puente de comunicación para hacer llegar la realidad de estas mujeres que sufren la barrera lingüística que no les permite expresarse con medios extranjeros.
Ellas son mujeres solteras, viudas, divorciadas, muchas de ellas madres y principal manutención de sus familias con un carácter precario y, además, procedentes de las zonas rurales menos desarrolladas del país. Muchas de las jornaleras han abandonando sus trabajos en sus ciudades de origen,cruzando el Estrecho para poder ofrecerles un futuro mejor a sus hijos, aunque otro año más han visto como perdían la única oportunidad laboral que les quedaba.