La década islamista de Argelia y cómo mató en silencio a las mujeres.(I)
Noor Ammar Lamarty
La guerra civil argelina, llamada a menudo como decenio del terrorismo, fue un conflicto interno bélico entre el gobierno argelino, la Armada Nacional Popular (ANP), contra diversos grupos islamistas desde comienzos del año 1991. Desde entonces, los próximos diez años causaron entre 60,000 y 150,000 muertes, dejando a miles de desaparecidos, un millón de argelinos desplazados, decenas de miles de personas exiliadas.
El conflicto comienza cuando el gobierno anula inmediatamente las elcciones legislativas tras obtenerse los resultados de la primera ronda, que anticipaba una clara victoria del Front Islamique du Salut, conocidos por su islamismo en todas estructuras del sistema, sus planes en ámbitos como la educación y la justicia. La conclusion del discurso islamista y del FIS era instaurar na república islámica. Se ilegaliza el FIS inmediatamente y de este hecho mediático nacen como consecuencia dos grupos armados el Ejército Islámico de Salvación, brazo armado del FIS, y el Grupo islámico Armado, cuyos orígenes no están tan claros, y que ha llevado a cabo una política de ataque indiscriminado contra la población civil, mediante el asesinato de miles de niños, mujeres y ancianos en los pueblos, usando métodos como la decapitación, a menudo de los más vulenrables en los lugares más vulnerables.
Pese a varias iniciativas de diálogo, la falta de compromiso político por ambas partes y las sangrientas purgas llevadas a cabo por el Ejército contra los grupos islámicos, reconociendo hoy en día que el gobierno tenía 2 salas de tortura, 2 salas de interrogatorios, y una sala de sodomización que estaban dirigidad por oficiales de la seguridad militar.
DESDE LA INDEPENDENCIA
Sin embargo para entender mejor lo ocurrido hay que remontarse a tiempos de la independencia.
Trás la independencia argelina en 1962, el poder recae en un gobierno islamista, el único partido que existe, con el apoyo de una armada omnipresente, desde 1978 Shadli Benjedi preside esta dictadura, que aplasta las manifestaciones sociales con una policía militar cruel.
El país se encuentra en una situación de crisis alarmante, en el año 1988, lo que genera mucha probreza y exclusión social. Argelia importa todos sus productos alimentarios del extranjero, sobrevive gracias al gas y el petróleo. El país entra en banca rota y los alimentos de primera necesidad ven disparados sus precios, la mayoría de las personas excluidas socialmente y que pasan por necesidades, encuentran refugio en la religión. Las asociaciones caritativas suplen las carencia de un Estado despreocupado, pareciendo así que los islamistas son los únicos preocupados por los problemas de los argelinos.
Es así como los islamistas transformas la desesperación social en fuerza política. El presidente les delega la gestión de las asocaciones, las escuelas, coránicas en su mayoría y el control del aparato judicial.
En 1994 los Derechos de las mujeres se ven truncados, comenzando la Moudawanna “El código de Familia” a tratarlas como “menores de edad” inspirándose de forma importante en Derecho Islámico a la hora de legislar.
EL ISLAMISMO REFORZADO EN ARGELIA
Lejos de todos los acontecimientos acontecidos, sabemos que los guerrilleros del FIS y de la GIA, así como todos los militares, todos sanguinarios, y crueles no han sido juzgados por tribunales penales de ninguna clase.
Así como somos conscientes del lastre que supone eso para una sociedad que perdió tantos seres queridos en un guerra entre vecinos. En una guerra, en la que muchas familias fueron aniquiladas en nombre del islam.
Los dogmas y lemas de los islamistas de las guerrillas eran “La democracia es impía, no aceptamos la democracia” “La soberanía no pertenece al pueblo, pertenece a Dios”.
Asñi Mustafa Brahami militante islamista del FIS, explicaba a MEDI1SET medio marroquí :
“Había mucha rabia contra el poder, porque el poder representaba representaba la negación de la libertad a todo un pueblo”, mensaje completamente contradictorio con los lemas de su partido que posteriormente van a querer implantar normas homogéneas de carácter sociocultural y religioso, negando libertades individuales y derechos humanos.
Los islamistas entraron en la escena para convertir al pueblo, así es como Ali Benhadi, Vicepresidente del FIS, declaraba por televisión en Argel el 1 de junio de 1991: “Nosotros pedimos a Allah, ser sus mártires, no tenemos miedo a la policía ni tenemos miedo a los militares, ni de gendarmes, ni de armas, sólo tenemos miedo de nuestro creador, estamos dispuestos a morir como mártires (shuhadae) en nombre de un Estado Islámico”, así lo afirmaba en un mitin con miles de adhereidos al movimiento islamista que clamaban “Estado Islamico” uniformemente.
El FIS comienza a cerrar cines contrarios a la moral islámico, es decir censura películas occidentales. Lo que nos lleva a plantearnos que los valores de “equidad y dignidad” que revindican los islamistas no tratan valores universales, si no valores que caben en el marco islámico.
Ali Belhadj también perteneciente al FIS, declaraba también a MEDI1SAT : “ A ayunar en cuestión de fé, para la justicia se destinó el código, y para la política se os destino la guerra, y la guerra sólo se puede llevar con armas. El gobierno nos dice, que la ley prohibe las armas, desarman al pueblo, para mantenerse ellos armados, para que ellos hagan la ley. Pues bien, yo estoy fuera de la ley, y vosotros estáis fuera del Corán y fuera de la sunnah del Profeta Muhammad. Yo estoy fuera de la ley, y no nos van a intimidar, y si voy a tomar armas, y voy a tomar un Kalashnikov. Yo no dejo la palabra de Allah y sigo la palabra de los hombres, la primacía será siempre para la palabra de Dios.
Las consecuencias de estas palabras fueron horribles, las masacres sanguinarias aniquilaron familias completas. Todos los días de entre 10 a 20 policías eran asesinados a plena luz del día, también se ejecuta a médicos, periodistas y artistas, como Ismael Ibsah que fue asesinado por trabajar en la tele, ya había asesinado por un afiliado del FIS.
Todos los intelectuales eran una amenaza.
LAS DIFERENTES VERSIONES
En numerosas ocasiones se dudo de la actuación o el complot de los militares con las masacres. Por ello llama la atención el caso de Bin Talha, donde murieron y fueron ejecutados 500 personas de un mismo pueblo. Todo esto había ocurrido a 150 metros de un puesto de militares que no actuaron.
Muchos vecinos esperaban la llegada de los militares, dado que conocían tanto la cercanía del puesto como la visualización de uno de los proyectiles de un helicóptero. Los vecinos habían escuchado a los asesinos decir “Seguid asesinando, los militares nos cubren”, también recurrieron varias veces a los puestos de militares a pedir armas para defenderse dado que los militares se justificaban con “no tener órdenes para actuar”.
También existen diversas teorías sobre la creación del DGA y su violencia, asignando su procedencia a Afganistán a muchos de sus integrantes que se habrían radicalizado en el extranjero, y por eso actuaban de forma tan bélica. Teoría que presenta serias lagunas cuando se une el brazo armado del FIS al DGA contra los civiles de forma tan bélica y violenta, con discursos fanáticos y radicales.
Otra de las denuncias que se hace sobre la realidad de la guerra civil argelina es sobre el “exceso” de violencia que se usó contra los islamistas pacifistas desde un principio para silenciarles, lo que no hizo más que radicalizarles, mediante las torturas y los asesinatos.
EL ASESINATO DE KATIA BENGANA
Katia nació en 1977, y murió asesinada el 28 de febrero de 1994 en Meftah (Argelia), era una estudiante de instituto algerina conocida por haber rechazado llevar el hijab pese a las amenazas de muerte de islamistas al comienzo de la guerra civil argelina.
Entre el 5 de enero y el 28 de febrero de 1994, trece mujeres fueron asesinadas por islamistas, Katia, una de ellas salía de su instituto en Meftah de camino a su casa acompañada por una compañera, y a un centenar de metro de instituto dos jóvenes islamistas fanáticos, antiguos estudiantes de su mismo instituto, las paran con un fusil, le dicen a la compañera de Katia que se aleje, por lo que esta última empieza a correr, dejando a Katia Bengana sola, cuyo asesino vació su arma en ella.
Sin embargo, no se trató de un gesto individual, el asesino de la joven actuó para que valiese de ejemplo, fue un aviso para todas las mujeres argelinas para que entendiesen a qué tenían que enfrentarse si no obedecían al integrismo islámico.