LOUJAIN Y EL PRECIO DEL FEMINISMO EN ARABIA SAUDÍ
NOOR AMMAR LAMARTY
MARTA MILLÁN FERNÁNDEZ
A día 28 de diciembre de 2020 se ha dictado la sentencia del caso de la activista saudí, Loujain al-Hathloul, encarcelada desde el 15 de marzo de 2018. Y a pesar de la fecha y el objeto del proceso, no estamos ante una broma de mal gusto, sino ante una realidad de desigualdad legal y vulneración de derechos humanos a la que tienen que enfrentarse diariamente miles de mujeres.
En la citada sentencia, la Corte Especializada -encargada de conocer, entre otros, de delitos de terrorismo- ha condenado a Loujain a 5 años y 8 meses de prisión, con la suspensión de 2 años y 10 meses de la pena. Computando el periodo que Loujain ha sido mantenida en prisión, ésta sería liberada en un plazo de entre dos y tres meses. Adicionalmente, se ha condenado a la activista a libertad condicional durante los tres años siguientes a su salida de prisión y a la prohibición de viajar por un periodo de cinco años.
El proceso que ha vivido Loujain desde su encarcelamiento ha supuesto una violación continuada de sus derechos humanos, siendo secuestrada en Emiratos Árabes, lugar donde estudiaba, el día 13 de marzo del año 2018, y trasladándola de vuelta a Arabia Saudí.
El día 15 de marzo de 2018 fue puesta en libertad, y ese mismo día un cuerpo de fuerzas de seguridad del Estado irrumpió en su vivienda, deteniéndola nuevamente. No había ningún cargo contra Loujain, sin embargo, el día 18 de ese mismo mes comenzó una campaña pública de desprestigio contra su persona. Una campaña que la tildaba de mala mujer, de no acatar las normas a las que se veía obligada por haber nacido mujer, de terrorista. Una campaña que pretendía desterrar la voz que se había atrevido a alzar por ser contraria a los dogmas establecidos.
Con todo, el 21 de mayo fue trasladada a una prisión secreta y el 6 de junio tuvo lugar la primera llamada que pudo realizar para ponerse en contacto con su familia, siendo la primera visita a mediados de agosto de ese año. La familia, de la que había sido arrebatada violentamente irrumpiendo en lo más íntimo de su vida: su hogar, no pudo saber nada de ella, ni tan siquiera su mera localización durante casi tres meses desde su arresto.
A partir de julio, Loujain sería sometida asiduamente a diversas torturas y tratos inhumanos y degradantes. Además de haber sido también abusada sexualmente y mantenida en aislamiento sin motivación alguna para ello.
Loujain ha confirmado que durante el periodo que estuvo recluida en la prisión secreta, se había visto sometida a tortura de diferentes índoles, siendo mantenida en aislamiento, golpeada y apaleada, electrocutada, ahogada en tinajas de agua y amenazada con ser violada y asesinada. Los padres de Loujain han sido testigos de las secuelas físicas de estas torturas, al haber visto las piernas de su hija completamente amoratadas fruto de las mismas.
Saud Al-Qahtani, un importante asesor real, habría estado presente durante las torturas a las que sometían a Loujain, éste se reía, la amenazaba con violarla o asesinarla y participaba activamente en las mismas.
Una delegación de la Comisión Saudí de Derechos Humanos visitó a Loujain después de hacerse públicas las condiciones en las que se encontraba presa, incluidas las torturas a las que era sometida. Loujain preguntó a la delegación si éstos la protegerían, a lo que simplemente respondieron “no podemos”. La comisión conocía la tortura a la que se había sometido a la activista, si bien decidió negarla públicamente. Vergüenza es que se abanderen de los Derechos Humanos para decorar su nombre.
El 12 de marzo de 2019 una llamada de la agencia de seguridad del estado notificaría a la familia de Loujain que el juicio de la misma se celebraría ante la Corte Especializada, que conoce de asuntos de terrorismo. Ese mismo día, una llamada posterior rectificó y les haría saber que el juicio se seguiría ante la Corte Criminal.
El 18 de marzo de 2019 se celebró la primera vista ante la Corte, donde Loujain conocería por primera vez los cargos que se le imputan, después de haber sido éstos negados durante meses. Loujain, en esta fecha, había sido retenida contra su voluntad durante un año, encarcelada sin saber por qué durante doce meses, torturada física y psicológicamente sin siquiera conocer cuál era el crimen imperdonable que había cometido para verse deshumanizada de esa forma.
Los cargos son irrisorios, a la par que un atentado contra los Derechos Humanos, y una burla a la individualidad misma de la mujer que ha de verse siempre sometida a la voz hegemónica del varón. Esta situación se agrava sobremanera cuando la opresión tiene una cobertura legal. Cuando hablar es delito, cuando querer ser libre tiene pena de cárcel. En estas condiciones viven las mujeres saudíes. Loujain es acusada de:
Demandar los derechos de las mujeres que la Sharía garantiza.
Formar parte de campañas mediáticas en contra del sistema de tutela masculina sobre la mujer.
Contactar con organizaciones internacionales, activistas saudíes y disidentes.
Recibir financiación de organizaciones internacionales para hablar del status de la mujer en Arabia Saudí.
Ofrecer recomendaciones a organizaciones extranjeras y activistas saudíes.
Aplicar a un trabajo en las Naciones Unidas utilizando su anterior estancia en prisión en su carta de aplicación, como parte de su Curriculum Vitae.
Apoyar a la organización HASEM (la asociación saudí por los derechos políticos y civiles).
Debatir su experiencia en prisión con diplomáticos.
Participar en un documental con reporteros británicos para hablar de su experiencia en prisión.
¿Cuál es el precio del feminismo en Arabia Saudí? ¿Cuál es el precio del activismo político que aboga por la defensa de los derechos humanos? ¿Cuál es el precio de no ser una buena musulmana, de no ser cauta, recatada, estar tapada, estar pisoteada, y estar siempre, siempre agradecida de ello? ¿Cuál es el precio de narrar tu experiencia vital cuando ésta podría generarle mala fama al estado que se hace llamar tu patria, una patria en la que estás condenada a ser ciudadana de segunda por haber nacido mujer?
El precio que Loujain Al-Hathloul ha tenido que pagar fue ser encarcelada, deshumanizada, torturada, amenazada, llevarse a sí misma a la huelga de hambre, que le arrebaten todo lo que más quería, no le permitieran ver a su familia, ni hablar con ellos. Y esto, ¿por qué? ¿Por dar ejemplo? ¿Por demostrar que le pasará a aquellas mujeres que, valientes, como ella se arriesguen a alzar la voz?
¿Este es el precio del feminismo en Arabia Saudí? ¿Este es el precio de ser mujer en Arabia Saudí?
Después de leer a Loujain los ridículos cargos que se le imputan, y transcurrida esa vista ante la Corte Criminal, en marzo de 2019, no se celebró una nueva sesión del juicio hasta febrero del año 2020, siendo ésta el 12 de febrero y de contenido idéntico a la celebrada en marzo del año previo. Desde entonces, todas las sesiones del juicio oral son sistemáticamente retrasadas.
Del 19 de abril de 2020 hasta el 31 de agosto de este año, es decir, por un periodo superior a 4 meses, la familia no tiene ningún contacto o información sobre Loujain. Ésta se ve obligada a someterse a una huelga de hambre que dura 6 días para que le permitieran recibir la visita de sus familiares. El 9 de septiembre se produce la última visita de la familia a la presa, de quién no tienen noticia alguna hasta el 26 de octubre.
El 24 de noviembre, las autoridades saudíes notifican a la familia la fecha de la próxima vista ante la Corte Criminal: emplazándolos para el día siguiente, 25 de noviembre. En esta sesión, el caso de Loujain se transfiere a la Corte Especializada (que es el órgano judicial que conoce, entre otros, de los delitos de terrorismo). La Corte Especializada afirmó que comenzaría una investigación sobre la tortura a la que se había sometido a Loujain.
El 9 de diciembre de 2020, las autoridades saudíes notifican a la familia la fecha de la primera sesión del juicio oral ante la Corte Especializada, siendo ésta el 10 de diciembre, no habiendo transcurrido siquiera 24h horas desde la notificación. Durante la primera sesión, el fiscal pide para Loujain la pena máxima y modifica los cargos que se le imputan sin autorización ni notificación a la imputada.
La segunda sesión del juicio oral tiene lugar el 14 de diciembre, cuando la fiscalía propone pruebas en contra de la inocencia de Loujain, que incluyen, entre otras: Tweets en los que se le involucra en la campaña contra la prohibición de conducir a las mujeres saudíes, contactar con Amnistía Internacional para tratar la situación de las activistas saudíes o ciertos audios de la imputada hablando sobre el sistema de tutela masculino sobre la mujer.
Durante el transcurso de la tercera sesión del juicio oral, el 16 de diciembre, el juez por primera vez hace alusión a la defensa de Loujain, diciendo que compararía la misma con la acusación.
El 17 de diciembre, Loujain es llamada a declarar en la Corte Criminal sobre las torturas a las que se había visto sometida. El fiscal niega la existencia de estas torturas.
En la cuarta sesión, el 21 de diciembre, no se da ningún veredicto, alegando el juez que esperaría a la decisión final sobre la tortura que había sufrido la imputada durante su estancia en prisión. Decisión que correspondía a la Corte Criminal y la cual debía remitir.
El 22 de diciembre, en una vista ante la Corte Criminal por el caso de las torturas en prisión, el juez facilitó a Loujain un documento con el que concluía la investigación al respecto, demandando a la misma que hiciera las alegaciones pertinentes en el plazo de un día.
Posteriormente remitió la decisión final a la Corte Especializada, en la que niega la existencia de tortura, basando su veredicto en una investigación falsa, que sirve simplemente como coartada. Esto, por supuesto, sin tener en consideración el informe que el abogado de Loujain elabora sobre la tortura a la que ésta se había visto sometida.
Durante la quinta sesión ante la Corte Especializada, el día 24 de diciembre, el juez aplazó la vista al día 28 del mismo mes. Teniendo lugar el día 28, la sexta y última sesión del juicio oral en el que Loujain ha sido condenada como terrorista a 5 años y 8 meses de prisión, con la suspensión de 2 años y 10 meses de la pena. Computando el periodo que Loujain ha sido mantenida en prisión, ésta sería liberada en un plazo de entre dos y tres meses. Adicionalmente, se ha condenado a la activista a libertad condicional durante los tres años siguientes a su salida de prisión y a la prohibición de viajar por un periodo de cinco años.
Tras hacerse pública la condena de la activista, las organizaciones de derechos humanos ALQST y Human Rights Watch, y la relatora de la ONU para los defensores de estos derechos, Mary Lawlor, rechazaron la misma. De igual forma, la oficina para los Derechos Humanos de la ONU, liderada por la Alta Comisionada Michelle Bachelet, se ha posicionado haciendo referencia a lo problemático de la arbitrariedad de la condena, instando a la liberación urgente de Loujain.
En una entrevista realizada a Alia Al-Hathloul, hermana de Loujain, en Radio Montecarlo Internacional, ésta asegura que la activista apelará el fallo en su contra. En la misma línea las declaraciones que ha estado realizando en redes sociales a lo largo de la tarde del 28 de diciembre su otra hermana, Lina, en las que confirma que Loujain recurrirá la Sentencia de la Corte Especializada y solicitará una segunda investigación acerca de la tortura que ha sufrido durante su estancia en prisión.